El fin de semana Black Sabbath y Ozzy Osbourne le dijeron adiós a los escenarios en un concierto que no solo marcó el fin de una era, sino que también reescribió los libros de récords. El músico de 76 años se mostró conmocionado ante la reacción del público que presenció la última aparición del histórico referente del heavy metal y una leyenda viva de la música de los últimos 50 años.
Una de las cifras más asombrosas fue su récord de audiencia. El evento se convirtió en el espectáculo en vivo más convocante en la historia del streaming. Durante la transmisión, 5,8 millones de espectadores se conectaron en simultáneo desde distintos dispositivos. Esta cifra superó a gigantes del entretenimiento como BTS y al streamer español Ibai Llanos con su evento de boxeo “Velada del año”. A esto se sumaron las 40 mil personas que colmaron el estadio Villa Park en Birmingham, la ciudad natal de la banda.
El concierto, oficialmente titulado "Back to the Beginning", fue una maratón de rock de casi nueve horas, y algunos medios incluso mencionaron que superó las 10 horas, marcando un récord como el concierto de despedida más extenso jamás organizado en el ámbito del rock y el metal. El evento se realizó en el estadio Villa Park de Birmingham, la ciudad donde el grupo comenzó su carrera en 1968.
Este histórico show batió también otra cifra estelar de participaciones, con la presencia de numerosas bandas y músicos legendarios, incluyendo a Metallica, Guns N' Roses, Pantera, Slayer, y figuras como Billy Corgan de Smashing Pumpkins, Tom Morello de Rage Against the Machine (quien además fue el director musical del evento), Sammy Hagar de Van Halen, Ronnie Wood de The Rolling Stones, Steven Tyler de Aerosmith, y Travis Barker de Blink-182.
La magnitud de este desfile de estrellas lo convirtió en el concierto con mayor colaboración de bandas de rock, un hito solo comparable con el concierto homenaje a Freddie Mercury.
Recaudación millonaria con fines benéficos
En cuanto a la recaudación, el concierto también dejó una marca significativa. El histórico show generó una fortuna que superó ampliamente las expectativas y se destinó a causas benéficas. Según Forbes, el evento recaudó la suma de 190 millones de dólares y más de 140 millones de libras esterlinas. Estas ganancias se donaron íntegramente a organizaciones como Cure Parkinson’s (que investiga la enfermedad que padece Ozzy Osbourne), el Birmingham Children’s Hospital y el Acorn Children’s Hospice.
Uno de los momentos más emotivos llegó con la despedida de Ozzy Osbourne, quien a sus 76 años y enfrentando complicaciones de salud como el Parkinson diagnosticado en 2003, se presentó desde un trono de cuero con respaldo en forma de murciélago, simbolizando su apodo de "El Príncipe de las Tinieblas". Interpretó éxitos de su carrera solista como "I Don’t Know", "Mr. Crowley", "Suicide Solution", "Mama I’m Coming Home" y "Crazy Train".
Luego, el momento más esperado: los cuatro fundadores originales de Black Sabbath –Ozzy Osbourne, Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward– se reunieron en el escenario por primera vez en 20 años, para ofrecer una explosión de nostalgia con clásicos como "War Pigs", "N.I.B.", "Iron Man" y el emblemático "Paranoid".
Ozzy se despidió con palabras de agradecimiento: "Esta fue la última canción de todas. El apoyo de ustedes nos permitió vivir una vida increíble. Muchas gracias desde lo más profundo de nuestros corazones", cerrando una jornada histórica que marcó el fin de una era para el rock y el heavy metal.